Entre septiembre y octubre de 1937, el uso del elixir de sulfanilamida ocasionó más de 100 muerte de los Estados Unidos. Este elixir era un preparado de sulfamida disuelto en dietilenglicol. La sulfamida mostraba una extraordinaria eficacia y seguridad para la curación de infecciones estreptocócicas. Dada la demanda de una formulación líquida de sulfanilamida para administrar en bebés y niños pequeños, el laboratorio decidió disolver el tratamiento en dietilenglicol, resultando un aspecto y fragancia satisfactorios con sabor a frambuesas. En ese momento las leyes sobre el control de medicamentos no exigían pruebas de toxicidad.
Al ponerlo a la venta, la Asociación Médica Americana descubrió que este preparado estaba produciendo la muerte de los pacientes que lo tomaban. El análisis identificó al dietilenglicol como anticongelante altamente tóxico que provocaba la muerte.
En 1937 ya había artículos científicos que demostraban el efecto letal del dietilenglicol. Por ello, un sencillo experimento en animales habría descubierto el efecto nefrotóxico del elixir de sulfanilamida, asociado a su solvente dietilenglicol. Sin embargo, no se revisó la literatura ni se hizo el experimento. Pero en 1937 la ley no prohibía la venta de sustancias no estudiadas experimentalmente, incluso con gran potencial tóxico.
Este episodio supuso la aprobación de una ley en Estados Unidos, la denominada Federal Food, Drug and Cosmetic Act, de 1938, que estableció que cualquier nuevo medicamento fuera probado en animales antes de su administración en seres humanos.
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